miércoles, 27 de mayo de 2015

Un sistema sin sistema

Dicen que cuando nos convertimos en padre o madres de familia, perdemos la tranquilidad, es entonces cuando comenzamos a preocuparnos por cosas que antes carecían de importancia, nos preocupamos por ellos, por nuestros hijos e hijas. Sin embargo tenemos algunos momentos de calma, cuando los dejamos en la escuela y los observamos mientras cruzan la puerta e ingresan al plantel, respiramos profundo y los encomendamos a quien nuestra fé nos marque.


No imaginamos, ni queremos hacerlo, la serie de peligros que ahí los acechan. Padres de familia de la escuela primaria Moctezuma, ubicada en María Cecilia vieron sus peores temores convertidos en realidad, cuando sus hijas de sólo 6 años de edad les narraron lo que les hacia su profesor, quien al tomarles lectura, les realizaba tocamientos.


Este caso, independientemente de lo que determine la justicia, demuestra lo débil del sistema educativo y lo vulnerables que son nuestros hijos e hijas, pues ha quedado al descubierto que no hay protocolos claros para evitar que personas enfermas o malintencionadas estén en contacto con infantes, no hay medidas para detectarlos, para prevenirlo.


A pesar de las múltiples recomendaciones que ha emitido la CEDH y que existen como antecedente, poco se ha hecho para garantizar la no repetición, que no se sigan presentando más casos así. Éste, es un tema que debería interesar a las autoridades, a los legisladores, al ejecutivo, a la procuración de justicia.


Porque cuando nuestros hijos e hijas se incorporan al sistema educativo, lo primero que les instruimos es obedecer a su maestro o maestra, depositamos en ellos nuestra confianza y no puede ser diferente.


Toca a las autoridades educativas garantizarnos que quien está frente a un grupo de menores, tenga el perfil y la preparación para atenderlos, para instruirlos, para garantizar su seguridad, pero que además no estará sólo en la tarea, sino que tendrá el respaldo de una institución y de un sistema educativo, cosa que hoy no sucede.


Los profesores están solos en su tarea y su responsabilidad. Buenos profesores realizan esfuerzos individuales en nombre de la educación y pervertidos tienen la puerta abierta para abusar de sus alumnos.



Es evidente que el sistema falla, sin hablar de calidad educativa, es evidente que urgen soluciones, quién emprenderá acciones al respecto, esa es la pregunta.

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