En medio de la fiebre de
publicación de encuestas sobre preferencias electorales, en estos días
trascendieron los resultados de una realizada por encargo de la autoridad
electoral, INE, para medir factores como la participación esperada en los
comicios del 7 de junio y la confianza en el proceso.
Los resultados son
contundentes, pues sólo el 27 por ciento de los encuestados muestran confianza
en el proceso electoral. Lo cual representaría que sólo 3 de cada 10 mexicanos
considera que los comicios electorales en México son confiables.
Pero eso no es todo, pues a
pesar del dinero y tiempo gastado en gestar y dar vida a la reforma electoral,
los mexicanos poco saben de cómo impacta en el proceso en curso, es más ni la
mitad de los encuestados sabía de la existencia del INE o la transformación del
IFE y más de la mitad de los encuestados desconoce la fecha en la que deberemos
acudir a las urnas.
Esto habla de un pésimo
trabajo de difusión, pero también muestra la distancia, indiferencia y hasta la
animadversión que tienen los ciudadanos con respecto a los partidos, los
políticos, las elecciones y la autoridad electoral.
El trabajo de las
autoridades electorales sigue dejando mucho que desear, pues a pesar de que el
INE, y en el caso de San Luis Potosí, el CEEPAC, gastaron millones de pesos
para promover la participación ciudadana, el 75 por ciento de los encuestados
manifestaron que no estarían dispuestos a ser funcionarios de casilla.
El nivel de participación
esperado para estos comicios es bajo, a pesar de los millones de pesos que se
gastaran en el mismo, no se está garantizando, ni siquiera propiciando la
participación ciudadana.
Fallan los partidos, están
fallando los candidatos y candidatas por su falta de liderazgo y de
convocatoria y fallan las autoridades electorales que con todo y reforma
político electoral, no convencen, no dan confianza y no han sabido aprovechar
ese borrón que representó la desaparición del IFE para romper con las malas
experiencias y comenzar de cero.
Falla también el CEEPAC, que
aunque logró sobrevivir a la Reforma, está totalmente desdibujado como
autoridad y como institución.
El trabajo de tantos, puesto
para lograr un órgano electoral ciudadano se ha perdido, como se perdió la
confianza en ese organismo y la capacidad de representación.
Más vale que la elección en
San Luis Potosí sea impecable o las consecuencias se pagarán y muy caro en la
estabilidad política y gobernabilidad de San Luis Potosí.