miércoles, 25 de febrero de 2015

Hecho en México, refinado en EU


En la última entrega del Oscar, el cineasta de origen mexicano, Alejandro González Iñárritu aprovechó su momento y los reflectores
puestos sobre él para, de manera breve, precisa y directa, plasmar lo que le duele a los mexicanos de éste y del otro lado de la frontera.

Cruzar el río siempre ha sido una tremenda tentación para los mexicanos, con o sin papeles, debido a la falta de oportunidades en México.  Campesinos, deportistas, artistas por igual, buscan el sueño americano, aunque algunos encuentran una pesadilla.

Hace tiempo que Estados Unidos de Norteamérica dejó de ser tierra de oportunidades para todos y reservó sus bondades sólo para unos cuántos, grupo en el que se encuentra González Iñárritu. Pero el cineasta mostró con su mensaje, que aún y cuando pertenece a un grupo privilegiado, no  está ajeno al dolor de sus paisanos.

Los mexicanos padecemos en nuestra tierra, por inequidad y la falta de oportunidades, por la corrupción, la pobreza, la inseguridad y en general por la falta de liderazgos responsables y  comprometidos. Sufrimos de éste lado y sufrimos de aquel. 

Los 11.7 millones de mexicanos que viven en EU y que representan el 4% de la población en ese país, son los mismos que padecen la discriminación, la falta de garantías y en el caso de los indocumentados, la persecución.

Aún y cuando el vecino país del norte fue construido gracias a la migración, aún y cuando el 40% de las empresas del Fortune 500 fueron fundadas por inmigrantes y dan empleo al 10% de los trabajadores en EU, nuestros paisanos siguen siendo tratados como ciudadanos de segunda, incluso los que tienen su estancia legal. 

Efectivamente, el gobierno norteamericano nos ha quedado a deber con su política migratoria, pero más nos han quedado a deber los gobiernos mexicanos.

Reconocimientos como éste, a González Iñárritu, a científicos, deportistas mexicanos, etc. Deberían ser motivo de tremenda vergüenza para el gobierno mexicano porque son la evidencia palpable e innegable del talento mexicano que no encuentra los espacios, ni la proyección en
casa.

Mientras de éste lado de la frontera impere el caos y la crisis seguiremos teniendo unos cuantos mexicanos brillando en el exterior y miles padeciendo hambre en su tierra. 

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