Esta semana planeaba escribir sobre la jornada
electoral, reflexionar sobre los
resultados y las valiosas lecciones que nos deja el proceso como tal, sin embargo, confieso que la entrevista que
realice esta mañana de martes al virtual
ganador de la Presidencia municipal de la capital
potosina, me ha dejado con varias ideas dando vuelta en la cabeza, mismas que le comparto.
En la última parte de 2014, cuando se dibujaban los
escenarios que podrían
vivirse en la elección de 2015, sonaba con fuerza el nombre de Ricardo Gallardo, pero se trataba de Ricardo Gallardo
Cardona, como carta fuerte de la
izquierda para buscar gobernar a San Luis Potosí. Aun y cuando se escribió la historia por todos conocida, el
proyecto de los "gallardistas"
ya estaba construido y terminó por concentrarse en el impulso a Ricardo Gallardo Juárez en busca de la
Presidencia Municipal de la Capital.
La estrategia durante la campaña fue clara en dos vías, que
según lo compartido
por el ahora virtual ganador, se mantienen. Gallardo Juárez no se pelea con la iniciativa privada, no de manera
generalizada, al contrario, hasta parece
reconciliarse hablando de agilizar
trámites, impulsar al generador de empleos, impulso a la formalidad y freno a la corrupción, sin embargo, tiene
sus dardos bien apuntados y eso es
evidente.
La segunda vía, la gran apuesta en la campaña y que ahora
debe convertirse
en compromiso, fue el acercamiento con los más desprotegidos, con los menos favorecidos, con esa mayoría ignorada
durante tanto tiempo, durante tantas
administraciones.
Desconozco si el mismo Gallardo y su equipo alcanzaron a
dimensionar la magnitud
y el alcance de un mensaje que se lanzó a los que menos tienen, a los que no les importa arriesgar porque ya no tienen
nada que perder, pues ese llamado no toco
sólo a la clase baja, también tuvo eco en una clase media que se siente cada vez más golpeada, más inconforme.
El triunfo contundente de Ricardo Gallardo deja al
descubierto y da una lección amplia, más de lo que se percibe a simple vista y que muestra el
hartazgo de los ciudadanos que ya "no
temen" probar algo diferente, evidencia
un castigo hacia los dos partidos que tuvieron la alternancia, que tuvieron la oportunidad y que fallaron. Muestra,
además, que la desigualdad en San Luis Potosí
cala hondo y demanda atención. Demuestra que
un individuo es capaz de mover más de lo que mueven las instituciones políticas, con todo lo que ello implica.
Esto que escribo no es una ocurrencia, ni resulta de una
simpatía personal,
es la simple lectura de hechos que deben llevar a la reflexión a quienes han fallado, a quienes están acertando, pero
sobre todo a los ciudadanos, porque hoy
que hay ganadores en la contienda se llega el momento de exigir resultados, ya pasó el tiempo de las promesas y
quienes ayer buscaban nuestro voto, hoy deberán
de comenzar a demostrar que vienen a
trabajar, no llegar a sentarse a la silla a planear qué van a hacer.
Los primeros días de la administración de Gallardo serán
claves para afianzarse
en la confianza de quienes votaron o no votaron por él. Las expectativas ciudadanas que llevan a Gallardo a la
Presidencia Municipal de la capital le
implican una gran responsabilidad, ya veremos cómo responde y por el bien de los potosinos, ojalá haga
las cosas bien.
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